Normalmente a los fotógrafos no nos gusta que nos hagan fotos, no se la razón exacta, pero es así, manías del gremio. Por eso es tan complicado hacernos un autorretrato. Ya de por si realizar retratos a otras personas es complejo, tenemos que intentar sacar toda la esencia de ella en una simple imagen, y si esa persona al ver su retrato se reconoce, es que habremos conseguido atrapar su personalidad. Yo creo que en una sola fotografía tampoco podemos definir a una persona, necesitaríamos hacer una serie como mínimo. Pero llegado al caso de tener que hacer un autorretrato, hay que tener unas pautas técnicas como en cualquier técnica fotográfica y hacer una buena planificación puede ser la clave para que quede bien.
La primera complicación con la que nos vamos a encontrar es la del enfoque, por lo que se recomienda utilizar un trípode, y a ser posible aperturas pequeñas para obtener una profundidad de campo grade, y así asegurarnos de que estamos perfectamente enfocados. Otra opción sería utilizar todos los puntos de enfoque de nuestra cámara y rezar mientras se activa el disparador remoto (también imprescindible para los autorretratos) para que quedemos enfocados.
También es importante el encuadre, yo el truco que he utilizado es disparar en modo Life View, mi cámara permite sacar y girar la pantalla 180º, de modo que al verme en ella puedo hacer un mejor encuadre.
Si no disponemos de disparador remoto, siempre podremos utilizar el modo temporizador de la cámara.
Y por último cuidar la iluminación, dependiendo de lo que queremos expresar, elegir entre luz dura, difusa, clave alta, baja, contraluz, etc.
También podemos realizar la fotografía en ráfaga, que nos permitirá ir cambiando la pose en ese periodo de tiempo y digo yo que alguna de esas fotos salga decente.
Con todo esto, el resultado de mi autorretrato es el siguiente:
CONGELANDO EL TIEMPO 